CARTA


CARTA 

HOLA CHICOS Y CHICAS HOY OS TRAÍDO UNA NUEVA SECCIÓN AL EL BLOG Y ES LA SECCIÓN DE TE ESCRIBO UNA CARTA Y ES QUE ESTA SECCIÓN LE DEDICARE A ALGUIEN UNA CARTA QUE ESCRIBA. SIEMPRE VA A VER DOS CARTA UNA QUE YO ESCRIBA Y OTRA QUE BUSQUE QUE HAYA ESCRITO ESA PERSONA.

ESPERAMOS QUE OS GUSTE.


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MI CARTA

Querida mujer:
No puedo ni imaginar lo que estás sufriendo, la pena y la amargura que vives en lo más profundo de tu ser, los nervios y los miedos que tienes demasiadas veces, los dolores que inundan tu mente y tu cuerpo. He conocido a demasiadas mujeres maltratadas para no saber que es muy difícil ponerse en su lugar y para saber lo importante que, por lo menos, es intentarlo.
Quizás estés dudando de si eres una mujer maltratada. A veces es difícil darse cuenta de algunas cosas por muy graves que sean, y nos convencemos a nosotros mismos de que no es verdad aquello que pensamos. Si tienes dudas, casi seguro que eres una mujer maltratada aquello de cuando el río suena, agua lleva, suele ser cierto. De todas formas, si no estás segura puedes leer algún artículo como este, donde te pueden dar información que seguro te sirve, pero lo mejor es que llames al 016, un teléfono del que seguro has oído hablar, y desde donde te podrán informar pero sobre todo ayudar.
Pero hoy te escribo esta carta para hablarte de algo muy concreto, el amor. Seguro que hay quien piensa que a una mujer como tú de lo último que hay que hablarle es de amor y que lo que necesita es toda la ayuda del mundo para salir de su situación... que se olvide de hombres y de amores. Quizás incluso seas tú misma quien piense que estás donde estás por el amor, que nunca te deberías haber enamorado y que lo último que quieres es leer historias de parejas y amores. A pesar de eso, por si un día te apetece leer estas líneas, hoy te escribo esta carta sobre el amor.
El amor es felicidad y solo puede crecer si nos provoca muchas más sonrisas que llantos. Sin esas raíces que son el bienestar y la alegría que supone estar con tu pareja, la relación se tiñe de colores grises y tristes. Claro que en las relaciones de pareja no todo es perfecto, también hay desencuentros y errores y a veces se puede sufrir un poco por amor. Pero el sufrimiento y el dolor no puede ser lo que marque una relación. El amor solo puede ser amor si es feliz, sino es otra cosa. Lo que nos duele nunca es amor.
El amor no solo nos tiene que llevar a querer mucho a la otra persona, nos tiene que llevar a querernos más a nosotros mismos. El amor no es solamente amar mucho a una persona sino amar mucho a otra persona desde el amor a nosotros mismos. Si una relación de pareja no nos lleva a querernos más y pensar mejor de nosotros mismos, algo está fallando. Nuestra pareja nos tiene que valorar, necesitamos confiar en ella y saber que nos quiere siempre, que nos lo diga y nos lo demuestre.
El amor nos hace más libres. Saber que alguien nos quiere tal y como somos, con nuestras virtudes y nuestros pequeños defectos nos da seguridad. Y cuando tenemos esa seguridad todo es más fácil, no es necesario estar todo el día con el otro, todo lo contrario. Una pareja feliz es aquella que sabe disfrutar de la vida cuando el otro no está, el amor no es dependencia.
Seguro que estás pensando que tu pareja no siempre lo hace mal, no siempre es violento o agresivo, no siempre te insulta, te menosprecia o te pega. Pero es que no sirve decir una cosa y la contraría, o decir algo y hacer lo contrario, el amor no puede ser una lotería donde nunca sepamos si nos va a tocar un premio o un castigo. No hay nada más peligroso que nos den una de cal y una de arena, nos hace vivir en un continuo sufrimiento, un continuo perdón y una continua esperanza de que la persona cambie.
Te mereces amor. En primer lugar te mereces que te ames, que te ames de manera incondicional. Quizás ahora no te gustes, dudes de ti, creas que no vales la pena, pero no es verdad. Tú eres una mujer maravillosa, por el simple hecho de ser, de nacer. Nuestro valor como personas no depende de lo que nos rodea, ni siquiera de nuestros errores o defectos. No hay nada más bonito que el amor a uno mismo, y posiblemente con tanto sufrimiento, hayas dejado de prestarle atención y cariño a la persona más importante del mundo: Tú.
En segundo lugar te mereces el amor de la gente que te rodea, que te ha rodeado en el pasado o que puedas conocer en el futuro. Seguro que hay personas que te quieren, pero ese que tienes al lado está consiguiendo que no puedas sentir el calor de las personas que realmente te aman. No importa que hayas perdido la relación con personas que han sido o son muy importantes en tu vida, incluso no importa que alguna persona te haya defraudado. Te mereces disfrutar del cariño y el amor incondicional de los tuyos.
Y en tercer lugar, te mereces que alguien te ame como tú sabes y puedes amar. Que alguien te ame sin dolor, libremente, que te haga quererte más y que no te dé una de cal y una de arena. Te mereces un amor feliz, incluso aunque no quieras tener nunca más pareja, aunque no concibas volver a compartir tu vida con alguien. Es verdad, si te quieres y tienes gente que te quiera, no necesitas más, pero te lo mereces.
Un abrazo de alguien a quien le importas y que desea que seas feliz.

CARTA DE UNA MUJER MALTRATADA...SIEMPRE PENSÉ QUE IBA A CAMBIAR...

Yo me sentía culpable. Pensaba que en algo estaba fallando. Yo, no él. Por eso no lo culpaba. No sé si lo comprendía, quizá más bien lo justificaba. La primera vez fue un tirón de pelos. Yo estaba cocinando. Él llegó a casa como preocupado y de mal humor. Le pregunté qué le pasaba. Me dijo que no tenía ganas de hablar, que me callara. Insistí, me acerqué a él para ayudarlo y le volví a preguntar. Porque lo veía mal. Me insultó y me agarró de los pelos. Un instante, los dos congelados, mirándonos a los ojos. Me soltó y me pidió perdón. Me abrazó enseguida. Perdón. Perdón. Perdón. Tres veces. Yo no pude llorar, no estaba preparada para eso.
Le dije que se quedara tranquilo. Y que lo quería, que todo iba a mejorar. Que yo estaba ahí para ayudarlo. Porque era su compañera. Te quiero, me dijo al oído. Y no cenamos. Nos fuimos a dormir. La vida seguía. Todo era normal. Aquello fue algo aislado. No tenía sentido quedarse con eso. Decidí olvidar. Todos nos equivocamos. Y él también tenía derecho a equivocarse. Por eso la segunda vez no me sorprendió, quizá. Volvió tenso, apurado. Le hablé y no me dijo nada. Le volví a hablar y me insultó. Se acercó a mí rápidamente. Yo lo esperaba con la mirada del miedo. ¿Tú eres tonta? ¿Eres tonta? ¿Eh? Mientras me agarraba el brazo fuertemente.
Fue una cachetada en la mejilla derecha. No solté la ropa que en ese momento estaba tendiendo. ¿Ves lo que me haces hacer? Y se fue. Me quedé dura. Y al rato empecé a temblar. Sola en casa. Me di cuenta que algo estaba cambiando. Y lamentablemente sentía que sólo podía aceptar eso. Silencio y aceptación. Y cuando uno se acostumbra a las cosas, se hacen normales. Por eso la vida seguía normal. A veces bien, a veces mal. Como la vida misma. Había días muy felices, llenos de amor. Habían días horribles que me dejaban el alma y el cuerpo temblando. Pero eran días. Y en la vida hay muchos, así que nunca pude culparlo.
Durante mucho tiempo intenté entenderlo. Porque estaba presa de la costumbre. Y la costumbre era la realidad. Una realidad espantosa. Mucho miedo. Muchos golpes. Muchos dolores. Los físicos aprendí a soportarlos. Los otros dolores me iban matando. 
Sin embargo, cuando estábamos con gente, Sebastián era un amor. Muy atento y cariñoso, como siempre lo fue cuando estábamos en público. Ay Marce, tu novio es un sol. Que linda pareja que hacen. Los envidio. Y yo sonreía nerviosa. A veces el infierno quema tanto que queda más cerca de lo que nos contaron. Para engañar, el diablo se transforma en la imagen que sea, menos en la de diablo.
Creo que cuando él me pegaba nunca pensaba en matarme. Me quería tener así, viva. Para seguir haciéndolo. Fueron muchos meses, se hizo muy largo el tiempo y lo que tuve que soportar. Un dolor que pocos se imaginan. Lo más difícil no es dejar todo e irse. Lo más difícil en este caso es contarlo. Hoy tomo la decisión de contarles todo mi sufrimiento. Para liberarlo. Y lo hago porque, aunque yo había decidido darle mi vida, él me la estaba arrebatando. Hoy ya no estoy en casa. Me fui. Y no voy a volver. 
No te vayas mi amor. Todo va a cambiar. Te lo prometo. Yo te quiero. -No Seba. Eso no es querer. Yo si te quiero. Pero también me quiero a mí. Por eso me voy. Y tú no vas a cambiar. Yo cambio. Para que todo cambie. -Discúlpame por las heridas- ¡No era yo! ¡Por favor!
-No son heridas ya. Las heridas murieron. Discúlpate por el trauma en mí. Y, si... Eras tú. Siempre fuiste tú. ¡Cobarde!
Gracia Avo.


La violencia que puede sufrir las mujeres maltratadas, son malos tratos de tipo físico, emocional y psicológico, sexual, económico, social y ambiental. En teoría en la actualidad las mujeres tiene los mismos derechos que los hombres, pero en la realidad, siempre prima la ley del mas fuerte o sea que la violencia sigue siendo muy frecuente dentro de la familia, generalmente es el hombre que golpea a la mujer y también en general a los hijos. Muchas veces las mujeres maltratadas no solo son golpeadas sino que ademas el maltrato se impone a travès de amenazas por ejemplo denunciar a la mujer por loca, cuando esta se opone o lo denuncia.
En la actualidad muchas mujeres trabajan, por lo tanto tienen independencia económica, no obstante eso existen muchísimos casos, donde sus esposos o parejas las maltratan de tal manera que el “síndrome de la mujeres golpeadas” es una noticia frecuente en diarios y televisión.
Las mujeres golpeadas tiene una baja autoestima de si mismas, y mucho miedo al hombre por que habitualmente fueron criadas en familias, donde el padre era a su vez golpeador o la relación de los padres era muy conflictiva.
Siempre los violentos justifican sus ataques hacia la mujer aduciendo que la mujer no cumple con sus deberes matrimoniales de esposa, madre o mujer por lo tanto golpearlas o maltratarlas es para ellos un derecho.


Los malos tratos vistos desde fuera son atroces, pero vistos desde dentro son devastadores. El maltratador es un delincuente, pero la mujer maltratada se convierte en una persona gravemente afectada psicológicamente:
La autoestima de las mujeres baja a niveles mínimos.
Tienden a interiorizar el machismo del marido y de las figuras de autoridad.
Las familias en donde hay maltrato, generalmente son familias donde los roles están muy separados. El rol del marido tiene mucha importancia, y la mujer se considera que aporta menos, por eso ellas, las mujeres, pierden su autoestima.
Tienen miedo, estrés, conmoción psíquica aguda, ansiedad, depresión, desorientación, incomunicación y aislamiento provocado por el continuo desamparo social.
Muchas cortan con la familia para que no se enteren de lo que pasa. Lo normal es que la víctima tarde de 6 a 10 años en poner una denuncia y varios años en que los que la rodean sepan la realidad.
Tienen sentimiento de subordinación y dependencia y, además, sienten incertidumbre. Ellas mismas se culpabilizan. "...quizás soy yo la que no supe hacerlo", dicen algunas. "Estaba celoso, le saqué yo de quicio"...

El valor de un hombre no se mide por su fuerza sino por la capacidad que tiene para el cuidado de la vida. El patriarcado inventa "perfiles" para esconder su propia violencia.


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HASTA EL PROXIMO POST

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